El Evangelio según San Mateo
El Evangelio según San Mateo es el más largo de todos y el que
tradicionalmente es señalado como el más antiguo de todos. Sin embargo, los
especialistas nos dicen que este Evangelio, así como lo tenemos hoy, es el
fruto de una sucesión de ediciones, que tiene fuentes anteriores, y que una de
sus fuentes es el Evangelio según San Marcos.
Si se atiende a los escritores más antiguos de la iglesia, que
afirman que Mateo fue el primero en escribir un Evangelio, se puede concluir
que efectivamente Mateo habrá escrito un Evangelio (en lengua hebrea o
aramea), y que luego esta obra habrá sido traducida al griego y
enriquecida con material proveniente de otras fuentes hasta que llegó a tener
la forma definitiva que conocemos en la actualidad.
La comunidad a la que predicaba San
Mateo
El autor de este Evangelio es un predicador que se encontraba
frente a una comunidad viviente; ha conocido cuáles eran sus inquietudes, sus
deficiencias, su medio cultural, con qué categorías pensaban, cómo
reflexionaban, y les ha sabido expresar a Jesús en el lenguaje que todos podían
captar.
Se nos dice que el Evangelio según San Mateo surgió en una
comunidad de Palestina o Siria, formada por judíos que habían aceptado a
Cristo. Era por lo tanto una comunidad que manejaba muy bien la Sagrada
Escritura, a la que se le podía predicar usando el Antiguo Testamento, una
comunidad que tenía las mismas preocupaciones del pueblo judío de ese momento:
la venida del Reino de los Cielos y la llegada del Mesías.
Esto nos explica algunas de las características del Evangelio: San
Mateo remite constantemente al lector al Antiguo Testamento. Algunas veces, en
forma explícita, al narrar algún hecho nos dice: "Esto sucedió para que se
cumpliera la Escritura que dice...". Pero la mayoría de las veces no va a
suceder así pues él ya sabe cómo su gente conoce la Sagrada Escritura. Entonces
solamente mencionará frases, hechos o giros del lenguaje que para sus
oyentes serán muy familiares para suscitarles el recuerdo de algún texto del
Antiguo Testamento.
El mensaje central de San Mateo
La imagen que Mateo nos va a dejar de Cristo es la del Enviado de
Dios en quien se van a cumplir todas las expectativas del Antiguo Testamento.
Cristo es la realización de todo lo que dice el Antiguo Testamento; dicho de
otra manera, Mateo mirará a todos los personajes del Antiguo Testamento como
figuras de Cristo, mientras que Cristo será la realidad en quien todo se
cumple. Es como si todo lo que decía hasta entonces la Sagrada Escritura fuera
como un marco vacío que ahora se llena, o como un esbozo que ahora hay que
terminar de pintar.
Mateo hablar frecuentemente del "Reino de Dios" o
del "Reino de los Cielos", dándole la preferencia a esta última
expresión, sin hacer aparentemente distinción entre estas dos formas. Los otros
Evangelistas usarán en cambio la primera. Es notable la frecuencia con que
Mateo se refiere al Reino: se puede comparar con los otros Evangelistas y se ve
que Mateo lo dice 51 veces, Marcos 14 veces y Lucas 34 veces.
Recordemos lo que ya hemos dicho, que la "Buena Noticia"
consiste en que Dios viene a reinar sobre su pueblo. El Reino de los Cielos no
es algo que está exclusivamente del otro lado (en el Cielo), sino que se acerca
a nosotros: Dios viene para ejercer con nosotros su función de Rey
transformándonos totalmente. El Reino de los Cielos ya comienza en la tierra, y
tendrá su consumación cuando lleguemos al Cielo. La principal preocupación de
San Mateo será mostrar que el Reino de los Cielos (la Buena Noticia) se da en
la persona de Jesús. El Reino de los Cielos anunciado y preparado en el Antiguo
Testamento ya está presente entre nosotros porque Jesús es el cumplimiento
de todas las profecías.
El orden de San Mateo
Para ordenar su material, San Mateo hará un trabajo que
llamaríamos "de fichero". Buscará frases, expresiones, parábolas
de Jesús y las agrupará por temas formando con todas un solo discurso. De
esta manera se obtiene algo que es característico de este Evangelio: los
discursos extensos donde está todo lo que Jesús ha dicho sobre un tema determinado,
y que en los otros Evangelios se encuentra disperso por diversos lugares.
De la misma manera va a ordenar los hechos de Jesús: los agrupará
sin un orden cronológico ni geográfico. Los milagros, por ejemplo, quedan
agrupados entre los capítulos 8 y 9.
La forma de relatar
Si comparamos a San Mateo con San Marcos percibimos que San Marcos
abunda en detalles de modo que sus escenas están llenas de movimiento y
colorido. San Mateo, en cambio, elimina todos los detalles para dejar solamente
a Jesús actuando, mientras que la escena queda en penumbra. Cristo es en este
Evangelio muy sobrio en sus movimientos, muy autoritativo, majestuoso: es el
Cristo Hijo de Dios, el Señor de la iglesia. Si tuviéramos solamente el
Evangelio según San Mateo, difícilmente nos imaginaríamos cómo se desarrollaron
las escenas, ya que se prescinde de los detalles al hacer las narraciones. Si
quisiéramos buscar ayuda para nuestra imaginación, tendríamos que remitirnos
más bien al Evangelio según San Marcos.
El plan del Evangelio
Si prestamos atención al Evangelio, constatamos que tiene cinco
discursos extensos terminados todos con la misma frase:
ler. Discurso: caps. 5-7; termina 7,28: "Y sucedió que cuando
Jesús acabó estos discursos..."
2º Discurso: cap. 10; termina 11,1: "Y sucedió que cuando
acabó Jesús de dar instrucciones a sus discípulos..."
3er. Discurso: cap. 13; termina 13,53: "Y sucedió que cuando
acabó Jesús estas parábolas... "
4º Discurso: cap. 18; termina 19,1: "Y sucedió que cuando
acabó Jesús estos discursos...”
5º Discurso: caps. 24-25; termina 26,1: "Y sucedió que cuando
acabó Jesús todos estos discursos..."
Los cinco discursos están separados entre sí por relatos (hechos)
de Jesús, de modo que el Evangelio de Mateo estará formado por una sucesión de
hechos y de discursos alternados. Podrían considerarse como cinco bloques o
tomos compuestos cada uno por una sucesión de relatos y un discurso. Al
principio y al final del libro se destacan dos relatos largos muy diferentes de
todo lo demás: La infancia de Jesús (caps. 1-2) y la Pasión y Resurrección
(caps. 26-28). De este modo se completaría un número de siete bloques o tomos:
I - Caps. 1-2: Infancia del Señor
II - Caps. 3-4: Relatos
Caps. 5-7: Discurso
III - Caps. 8-9: Relatos
Cap. 10: Discurso
IV- Caps. 11-12: Relatos
Cap. 13: Discurso
V - Caps. 14-17: Relatos
Cap. 18: Discurso
VI - Caps. 19-23: Relatos
Caps. 24-25: Discurso
VII - Caps. 26-28: Pasión y Resurrección.
Observados en detalle, cada uno de estos "tomos" agota un
tema. Los relatos y el discurso están íntimamente ligados, de modo que cuando
se lee el relato es necesario ver cuál es el discurso que sigue para poder
comprender bien toda la escena. Asimismo cuando se lee el discurso se debe
mirar antes qué relatos hay, porque éstos nos preparan para el discurso.
Al ordenar el Evangelio de esta forma se ve también que el interés
histórico es secundario. Mateo parte de los hechos históricos pero no para
reproducir la historia de Jesús sino para enseñarnos quién es Jesús para
nuestra fe.